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El Museo Atlántico, en Lanzarote, se prepara para convertirse en un laboratorio natural de investigación de la vida en nuestras costas, uno de los objetivos para los que fue creado, con la puesta en marcha de dos innovadores proyectos orientados, el primero, a la recuperación de una especie marina catalogada como vulnerable y, el segundo, a medir distintas variables para calibrar el impacto de la acción humana sobre el medio marino. Las responsables de ambos proyectos, Pilar García y Dolores Gelado, doctoras de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, fueron las responsables de dar a conocer los detalles más relevantes de ambos proyectos durante el II Encuentro anual de EOMA (Empresa operadora del Museo Atlántico), celebrado en Espacio 48.

Tras la bienvenida a los asistentes, Pilar García, profesora titulada de fisiología vegetal de la ULPGC, presentó Propuesta experimental de conservación y restauración de praderas de Cymodocea Nodosa en el entorno del Museo Atlántico, un proyecto piloto de los Centros de Arte, Cultura y Turismo que cuenta con la preceptiva autorización del Ministerio de Medio Ambiente y el respaldo del citado centro universitario, con el que se han obtenido esquejes de ejemplares de esta planta para su posterior replantación en las inmediaciones del conjunto escultórico sumergido en la bahía de Las Coloradas.

El programa de acciones de este proyecto transversal en el que participan los Centros, la consultora Dracaena y la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas se realizará en tres fases. En la primera, que ya se ha ejecutado, se identificando a los ejemplares donantes para proceder a la extracción de un máximo de 75 esquejes que contengan las estructuras que garanticen el crecimiento de las plantas. En una segunda, que se está culminando, se trasladó los esquejes a un laboratorio para su tratamiento, desarrollo y aclimatación. En la última, se trasplantarán 35 rizomas en el Museo Atlántico, en un sustrato arenoso a entre 10 y 15 metros de profundidad. El proyecto se hace extensivo, además, a una segunda área ya que prevé trasplantar otros 40 rizomas en la zona del sebadal de Punta Papagayo, tal y como recogió expresamente la autorización del Ministerio de Medio Ambiente para la recolección de fragmentos vegetativos de seba en Playa Blanca, su mantenimiento y cultivo en laboratorio y su posterior trasplante en dos localidades del LIC ESZZ15002 espacio marino del oriente y sur de Lanzarote-Fuerteventura, con fines de investigación.

Este proyecto se está sirviendo de la ciencia ciudadana, un nuevo concepto científico que apuesta por la contribución de las personas a través de su esfuerzo intelectual, sus conocimientos, sus herramientas y recursos. En esta ocasión, son los guías y los propios centros de buceo quienes están prestando su colaboración en el proceso de observación, captación y trasplante de los esquejes.

La Cymodocea Nodosa, que se agrupa en praderas conocidas en Canarias como sebadales, es fundamental para la vida en el océano ya que es refugio para las larvas de distintas especies pelágicas. Estos sebadales amortiguan los efectos del oleaje y las corrientes, lo que evita la erosión y desaparición de las playas; mejoran la calidad y la transparencia del agua; producen oxígeno a través de la fotosíntesis y fijan carbono en sus tejidos para contrarrestar, de algún modo, el CO2 atmosférico. Amenazadas por la acción del hombre, la recuperación de las antiguas praderas de fanerógamas aportará beneficios ecológicos, sociales y estéticos a la zona.

Proyecto de sensorización 

Por otro lado, María Dolores Gelado, profesora de Química de la Universidad de Las Palmas, presentó el Programa de sensorización del Museo Atlántico, un proyecto de observación marina que permitirá medir distintas variables que contribuirán a valorar el impacto de la acción del hombre sobre los océanos. Este programa pretende, además, entender el funcionamiento del medio marino y sus ecosistemas; entender el clima; mejorar la seguridad en el mar, difundir el valor patrimonial de la zona y mejorar la conservación y la sostenibilidad del Museo Atlántico para propiciar iniciativas, proyectos de investigación y acciones científicas. “Es, sin duda, una excelente oportunidad para la investigación de la salud del mar y su interacción con actividades sostenibles”.

El sistema de observación que se desplegará en el Museo Atlántico dará respuesta a valores relacionados con la meteorología, la oceanografía y la biogeoquímica marina. Para ello, se valdrá de tres puntos de observación, una de fondeo principal, que dará soporte a la estación meteorológica y a la sensórica submarina; un fondeo secundario, que sustentará el sistema de observación submarina de imagen y sonido, y una boya móvil, que servirá de soporte a una sonda multiparamétrica y a una cámara submarina.

Los resultados de esta monitorización contribuirán a una mejor comprensión de los ecosistemas litorales de Canarias, proporcionando información para su conservación, uso y gestión sostenible. Al mismo tiempo, serán de gran valor para entender el efecto que tienen los procesos antropogénicos en el ámbito local, en particular, aquellos ocasionados por el cambio climático y la contaminación. La informacióngenerada se integrará en programas de observación de mayor escala en el ámbito regional y, en general, en la observación del Atlántico.

Adicionalmente, este programa aportará elementos adicionales de visibilidad y dará valor añadido a las actividades turísticas al mostrar un entorno respetuoso con el medio ambiente que servirá de punto de tracción para el ecoturismo en Canarias.